Las horas transcurren intensas entre asambleas, secretariados ejecutivos, mucho estudio y análisis de documentos, pero también y fundamentalmente, recorriendo el país con los tímpanos abiertos para escuchar problemas, los ojos también abiertos para tratar de ver más allá de lo que cada quien conoce de la realidad, en base a la información que circula imparable. El secretario general del PIT-CNT sabe de memoria que la construcción del futuro comienza desde el abajo más imperceptible de cada día. Marcelo Abdala en una misma mañana dialoga con el arzobispo de Montevideo y con el cuidacoches de la calle Jackson. “No hay otra” explica. “De lo contrario no entendimos nada” sostiene. La agenda no da tregua y del emblemático edificio de la Arquidiócesis de Montevideo en la Ciudad Vieja, hay apenas unos minutos de distancia para llegar al Paraninfo de la Universidad de la República (UdelaR), donde el Equipo en Representación de los Trabajadores en el BPS junto a los representantes sociales de empresarios y jubilados, reciben a los candidatos a la Presidencia de la República para hablar del futuro de la Seguridad Social. Entre actividades, reuniones y asambleas, Abdala recibe información permanente de distintos aspectos organizativos y logísticos del paro y movilización que el movimiento sindical realizará el 28 de agosto en defensa de la negociación colectiva, del trabajo, por la promoción de la inversión productiva y de políticas educativas, de vivienda y salud. Son días de horarios apretados en jornadas interminables. La Mesa Representativa Nacional Ampliada (MRNA) definió algunos lineamientos de trabajo que se vienen desarrollando al pie de la letra. Entre otros aspectos, se decidió profundizar aún más el vínculo mano a mano, con los trabajadores y trabajadoras, con la militancia y con la sociedad toda, en todo el país. Y así fue que tanto el secretario general del PIT-CNT, como el propio presidente de la central, Fernando Pereira, comenzaron a recorrer distintos puntos del país para mantener reuniones, participar de encuentros, asambleas o simples charlas en plazas y esquinas, para escuchar primero y conversar después. Por estas horas, Abdala, está partiendo rumbo a Artigas a dialogar con la sociedad civil para conocer de primera mano los problemas de la gente de cada barrio, en cada pueblo. Con mates compartidos con la historia, tratando de imaginar el futuro, dice que el camino se construye así, desde el pie.
¿Qué lectura inicial se pude hacer del encuentro mantenido por una delegación del PIT-CNT con el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla?
Una de las características más salientes de la base social del movimiento obrero, es que abarca prácticamente la totalidad de las actividades económicas y laborales del país. Se vinculan todas las situaciones sociales, con todos los barrios en todos los departamentos del país. Esa objetividad del mundo del trabajo, del mundo de los trabajadores, también tiene que convertirse en una subjetividad, de que el movimiento sindical para ser fuerte en sus aspiraciones -que son legítimas porque hablan de los trabajadores- tiene que tejer una red amplia de relaciones con toda la sociedad, sabiendo que no todo es lo mismo y partiendo de la base que existen lugares distintos, instituciones diferentes, bases sociales diferentes y por tanto diferencias. El problema no es la diferencia, el problema es que el movimiento sindical esté permanentemente tejiendo y retejiendo una red social que en definitiva hace a su fortaleza. Si nosotros queremos resolver trabajos de calidad para educación, formación profesional, integración social, más adelante transformaciones de la economía y de la sociedad en un sentido de emancipación nacional, conquistar grados de libertad en este mundo tan complejo, salir de la dependencia y construir una sociedad mejor, evidentemente precisamos tejer con todo el mundo. Y creo que la importancia de este encuentro claramente va por ese lado.
¿Se conversó sobre qué tipo de sociedad se quiere construir?
En la sociedad coexisten dinámicas diferentes. Está la lógica empresarial que es la de la rentabilidad, son las reglas del juego del capitalismo. Esa lógica de la rentabilidad reclama ajustes, pide sustituir actividad humana en el trabajo por trabajo objetivado en nuevas tecnologías y eso se empieza a generalizar. Hablamos de esa lógica que en relación a la creatividad humana, supone que en vez de servir para su bienestar, sirva para su enajenación y para su explotación, para vivir una vida de penuria. Inclusive en una hipótesis extrema, hasta el trabajo se podría convertir en un privilegio. Contra esa lógica, para que no exista ella sola, hay que contraponer otra, que es la lógica política, la lógica de las relaciones laborales, el papel de los actores, el diálogo social, el convertir las amenazas en oportunidades, en desarrollar otros caminos y en eso está el movimiento obrero. Por eso algunos planteos más que ser importantes en sí mismos -que lo son- cuando hablamos de la nueva fiscalidad que grave a los robots, que grave los automatismos. Cuando hablamos de la reducción de la jornada, cuando hablamos del reparto equitativo del trabajo, más que propuestas que –insisto- son importantes en sí mismas, trata de poner la mirada en otra lógica, la importancia de proponer expresamente el sentido no en la desintegración sino en la integración y esto no se lo podemos pedir al mundo empresarial, se lo tenemos que pedir a las políticas públicas.
La violencia intrafamiliar y la mirada integral de la violencia de género, ocupan un espacio central en la agenda del movimiento sindical. ¿Se puede hablar de ello con la Iglesia?
Son temas para hablarlos en primer lugar dentro del movimiento sindical, para hablarlos con todos porque estamos en un cambio de época. El proceso de masificación de la incorporación femenina en la fuerza de trabajo, más temprano que tarde, iba a traer transformaciones de carácter cultural. Eso es lo que estamos viviendo ahora. Cuando bajo la dictadura fascista que redujo el salario real de los trabajadores a un 50% trajo aparejada una concurrencia masiva de la mujer trabajadora en el mercado de trabajo, más temprano que tarde se iban a desarrollar fenómenos de carácter cultural que tienen que ver que la base material para la emancipación de la mujer, que también se iba a convertir en sentido crítico y propuesta subjetiva. Han cambiado los tipo de familia, han cambiado las relaciones humanas, también hay que cambiar la forma de trato entre los sexos, tenemos que erradicar todas las formas menosprecio y discriminación hacia las mujeres. Ese proceso lleva tiempo, por esa razón no se da sin sobresaltos, como cualquier proceso que vale la pena. Sostengo que la composición del secretariado del PIT-CNT, desde lo que fue el último Congreso, fue una conquista enorme. Hay que profundizar todavía más en generar las condiciones sociales y prácticas para la participación de la mujer en el mundo sindical, en el mundo económico, en el mundo político, en el mundo cultural, en todo. Si es un actor relevante de la vida laboral, ¿por qué no lo habría de ser de la vida sindical? Lo podemos conversar con la Iglesia y con todo el mundo, pero a condición de que sea en una dirección de trabajo real como lo es en el propio PIT-CNT. Sino no tenemos la autoridad política ni moral de plantear esas cuestiones. Ahí nosotros, los varones, con una actitud de modestia, poniéndonos a propósito en segundo plano, con más capacidad de escucha que de palabra, porque son las propias compañeras las que tienen que encabezar ese proceso.
Más que una agenda de trabajo, parecen desafíos transformadores en la construcción del futuro
Es que no hay nada de esto si no prospera una concepción amplia de la negociación colectiva. Todas estas reflexiones, todas estas cuestiones, las decenas y decenas de asambleas, a esta altura decenas de miles de trabajadores y trabajadoras con los que conversamos, el encuentro de negociación colectiva en SUTEL, la reunión de los zonales, la reunión de los Plenarios departamentales y generales, todo esto es porque estamos trabajando en esa dirección de cara al futuro, y todo se sintetiza en la importancia de una enorme movilización el 28 de agosto. Por eso quiero aprovechar estas páginas para convocar masivamente a los trabajadores y las trabajadoras a las calles en defensa de la negociación colectiva.