Aumentó 23% el ingreso mínimo requerido para conseguir un crédito en los últimos 13 meses
El precio de los inmuebles se estancó en los últimos meses. Pero eso solo es cierto si a esos precios se los mide en dólares. La buena noticia para aquellos interesados en comprar una vivienda es que es en esa moneda y no en otra en que suelen ofrecerse las casas y apartamentos en los portales de avisos clasificados y en los ventanales de las inmobiliarias.
La mala noticia es que la moneda estadounidense no refleja la capacidad que tienen los hogares montevideanos para acceder a su vivienda. Si en la ecuación de precios se introduce la evolución del dólar y los ingresos de las familias de la capital, se advierte que los inmuebles se han encarecido significativamente en el último año y el sueño de la vivienda propia se ha vuelto bastante más privativo de lo que era en 2014.
En el promedio de los primeros cinco meses de este año, una familia promedio de Montevideo necesitaba 54,5 ingresos mensuales íntegros para acceder a un inmueble en propiedad horizontal, según las estimaciones realizadas por la Unidad de Análisis Económico de El Observador, que actualizan una serie de datos construida por la Agencia Nacional de Viviendas (ANV). Esa cantidad de tiempo resulta muy superior a los 46,3 meses que requería en el primer semestre de 2014 y está muy lejos del mínimo de 39,9 meses de 2011. De hecho, es la cifra más alta de los últimos 10 años.
La demora en el procesamiento de los datos de mercado por parte de las distintas agencias oficiales –el último relevamiento de precios del Instituto Nacional de Estadística (INE) es de fines de 2013– y la opacidad en materia de información que caracteriza al mercado inmobiliario local motivaron a la Unidad de Análisis Económico de El Observador a elaborar un indicador propio de precios de apartamentos en la capital, a partir de los datos de oferta que surgen de procesar la totalidad de los avisos vigentes en los principales portales clasificados al cierre de cada mes.
A fines de mayo de este año, los precios de oferta mostraban un incremento de 4,7% en dólares respecto a igual mes del año pasado, lo que implica una desaceleración en su ritmo de aumento. La novedad de los dos últimos meses relevados fue el parate en esa tendencia al alza. En abril, los apartamentos de la capital registraron un retroceso de 0,4% mensual y a continuación una nueva corrección a la baja –de 0,6%– en mayo.
Esa buena noticia p ara los compradores se diluye cuando los precios se evalúan en pesos uruguayos –moneda en la cual la amplia mayoría percibe sus ingresos– y se les descuenta la inflación. Evaluados en esos términos, los apartamentos de la capital acumulan un aumento de 11,9% en los 12 meses finalizados en mayo. Eso quiere decir que un salario promedio uruguayo podía adquirir hace dos meses un número de metros cuadrados en propiedad horizontal 8,5% menor que en mayo de 2014.
La tendencia durante la última década fue justamente la inversa. Mientras que los precios en dólares no dejaban de subir, la baja en el valor del billete verde y el incremento de los ingresos de los uruguayos compensaban con creces su impacto en el bolsillo. De ese modo, entre 2004 y 2008, la cantidad de meses de ingresos requeridos para adquirir un inmueble por parte de los hogares montevideanos se redujo de 65,2 a 40,6. Luego, hasta 2012 se mantuvo oscilando entre 39,9 y 43,5 para luego adquirir, a partir de entonces, una clara tendencia al alza.
Un mercado más privativo
Si bien el análisis de la oferta y la demanda en el mercado inmobiliario suele realizarse considerando los precios en dólares, la realidad económica del usuario final de la vivienda no está atada a la suerte de la moneda estadounidense.