Joselo López y Cofe Pit Cnt.
El error de los trabajadores es no haber comprendido que el gobierno de Mujica los quería como soldados tranquilos cuya labor sería «bajar la pelota al piso», no reclamar, ni tampoco pretender llevar adelante sus reivindicaciones. En la actualidad los representantes de los trabajadores son destratados por la burocracia gubernamental y se hacen cosas como éstas con COFE que de hecho son una provocación más qué se va repitiendo gremio a gremio. La derecha agita histérica la misma bandera de siempre, desde el día que se formaron las primeras asociaciones obreras: «la dictadura sindical», eufemismo cuyo fin siempre ha sido ocultar la dictadura patronal-burguesa que rige las relaciones de trabajo.
Con sus propios gobiernos la derecha -cuando le parecía- metía «Medidas Prontas de Seguridad» militarizaba a los trabajadores y perseguía a los sindicatos. Con este gobierno la derecha no necesita pagar ningún precio político para torpedear las reivindicaciones de los trabajadores, es el gobierno del FA el que hace el trabajo y la derecha se limita a «subir los decibeles» en su conocida actividad de escandalizar y presionar con el griterío. Con eso va avanzando paso a paso, frente por frente, en su «ir por más».
A cada concesión otorgada por el gobierno le siguen nuevos y mas profundos reclamos. Este proceso en el que está envuelto el gobierno contra los sindicatos y sus reclamos, la prepotencia burócratica y el destrato permanente no se condicen – como bien lo dicen los trabajadores – con lo prometido antes de las elecciones, como tampoco cuando se estimulaban luchas y reclamos cuyo fin -ahora se lo ve claramente- era conseguir votos. Esta provocación contra COFE busca generar un conflicto. El gobierno se considera fuerte como para tratar de doblarle la mano a los sindicatos o, en su defecto, dividirlos. Por más que Mujica acuse a los trabajadores de «ultras» y partidarios de Cuba e Irán, los reclamos están, existen, son reales. No van a desaparecer porque Mujica los denigre.
Es ahí donde radica el talón de Aquiles de estos constantes ataques. Aún cuando se logre dividir a los sindicatos, todos los trabajadores van a tener los mismos problemas, que son concretos. En consecuencia una y otra vez los van a levantar, reclamar y movilizarse. Se pensaba que era una lección ya aprendida por Mujica cuando era luchador social y por el FA después de haber estado tantos decenios del otro lado de la barricada. Parece que no es así. Lo que presagia, además de duros conflictos en el corto plazo, una gran disminución del apoyo electoral al FA entre los trabajadores. En suma: una política que además de provocadora, es aventurera.